Durante años, los agricultores han confiado en productos a base de peróxido para mantener limpias las líneas de riego, los tanques de nutrientes y los sistemas de agua en invernaderos. Si bien el peróxido es efectivo para oxidar rápidamente patógenos y reducir el biofilm visible, su acción es temporal y superficial. A medida que más agricultores hacen la transición hacia la horticultura de precisión y prácticas sostenibles, una percepción crítica se está volviendo clara: el peróxido no está tratando la causa raíz de la contaminación del sistema de agua: solo está tratando los síntomas.

Durante años, los agricultores han confiado en productos a base de peróxido para mantener limpias las líneas de riego, los tanques de nutrientes y los sistemas de agua en invernaderos. Si bien el peróxido es efectivo para oxidar rápidamente patógenos y reducir el biofilm visible, su acción es temporal y superficial. A medida que más agricultores hacen la transición hacia la horticultura de precisión y prácticas sostenibles, una percepción crítica se está volviendo clara: el peróxido no está tratando la causa raíz de la contaminación del sistema de agua: solo está tratando los síntomas.

Durante años, los agricultores han confiado en productos a base de peróxido para mantener limpias las líneas de riego, los tanques de nutrientes y los sistemas de agua en invernaderos. Si bien el peróxido es efectivo para oxidar rápidamente patógenos y reducir el biofilm visible, su acción es temporal y superficial. A medida que más agricultores hacen la transición hacia la horticultura de precisión y prácticas sostenibles, una percepción crítica se está volviendo clara: el peróxido no está tratando la causa raíz de la contaminación del sistema de agua: solo está tratando los síntomas.

La industria hortícola enfrenta desafíos persistentes para mantener redes de agua limpias, ricas en oxígeno y biológicamente estables. La acumulación de biofilm, los patógenos anaerobios y el deterioro de la calidad del agua han sido gestionados durante mucho tiempo a través de tratamientos de choque químico. El peróxido proporciona una respuesta rápida, pero sus efectos se disipan en minutos. Una vez neutralizados, las condiciones que promueven el rebrote microbiano regresan casi de inmediato. Este ciclo de tratamiento químico seguido de recolonización rápida no solo es ineficiente, sino que puede introducir riesgos adicionales para los cultivos, el equipo de riego y el equilibrio microbiológico.

Además, el peróxido es no selectivo. Al eliminar organismos dañinos, también destruye microbios aeróbicos beneficiosos que apoyan el desarrollo saludable de las raíces y la absorción de nutrientes. La erradicación repetida de toda la vida microbiana conduce a la inestabilidad en la zona de las raíces, haciendo que las plantas sean más susceptibles al estrés, enfermedades y fluctuaciones de nutrientes. Como resultado, los cultivadores a menudo se encuentran en una batalla constante, tratando síntomas recurrentes con intervenciones químicas cada vez más frecuentes.

El problema central es más profundo que los patógenos mismos. Los sistemas de agua que carecen de oxígeno, movimiento y un equilibrio microbiano estable crean un ambiente ideal para la formación de biofilm. Sin abordar estas condiciones subyacentes, cualquier tratamiento químico —incluido el peróxido— se convierte en una solución efímera. Lo que los cultivadores necesitan es un método que resuelva la causa fundamental en lugar de enmascarar temporalmente el efecto.

Tecnología de Nanoburbujas: Abordando la Causa, No el Síntoma
Un número creciente de operadores de invernaderos está recurriendo ahora a la oxigenación por nanoburbujas como una solución a largo plazo. A diferencia del peróxido, las nanoburbujas permanecen suspendidas en el agua durante semanas, elevando continuamente los niveles de oxígeno disuelto y promoviendo condiciones aeróbicas en los sistemas de riego y las zonas de raíces. Esta oxigenación persistente interrumpe las condiciones ambientales requeridas para la formación de biofilm y el crecimiento de patógenos anaerobios. En lugar de matar repetidamente el sobrecrecimiento microbiano, las nanoburbujas previenen que este se establezca en primer lugar. Mejoran la estabilidad del sistema, apoyan a los microbios beneficiosos y reducen la dependencia de la desinfección química, ofreciendo a los cultivadores un camino más seguro y sostenible hacia la gestión de la calidad del agua.

“Nuestro mensaje a los cultivadores es simple”, dice Bostjan Veronik, fundador de Waboost. “El peróxido resuelve el problema de hoy, pero las nanoburbujas previenen el de mañana. La industria merece soluciones que eliminen la raíz de la contaminación en lugar de perseguir sus efectos. Con la tecnología de nanoburbujas, los cultivadores pueden finalmente romper el ciclo del tratamiento químico constante.”



Waboost anunció recientemente su programa de Alquiler para Comprar, trabajando con invernaderos en EE. UU., Canadá, Europa y África, el programa ofrece una introducción rápida y asequible a la tecnología.

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